Se cumplen 20 años de la muerte de un grande del humor en la Argentina, realmente, muchos todavia lo extrañamos...
Nació en el humilde barrio Pichincha de la ciudad de Rosario, antiguamente la "zona roja" de esa ciudad, con prostíbulos y bares de mala muerte. Vivió con su madre, Matilde Olmedo, en la calle Tucumán 2765. A los seis años, además de concurrir a la Escuela n.º 78 Juan F. Seguí, trabajó en la verdulería y carnicería de José Becaccece, en la calle Salta 3111.
Se caracterizó por un humor para adultos, con doble sentido. Mientras actuaba, en ocasiones solía hablar en rosarigasino, cuando no quería que otro de los actores se enterase de algo.
Se caracterizó por utilizar el arte de la improvisación y fue un gran transgresor de los códigos televisivos (no seguía los libretos, en medio de sus actuaciones se iba detrás de cámaras, etc.).
Trabajó en cine casi siempre acompañado por Jorge Porcel, Moria Casán, Susana Giménez, y en dos ocasiones con Tato Bores como compañero de film. Actuó en varios programas de televisión de alta audiencia como Operación Ja Ja, donde participaba en el sketch «Fresco y Batata» (junto a Jorge Porcel) y en el sketch «Polémica en el bar» (junto a Fidel Pintos, entre otros), El Chupete y Alberto y Susana (junto a Susana Giménez).
Sus personajes siguen siendo recordados: el Capitán Piluso (personaje para niños, sin humor equívoco), junto a su amigo «Coquito»; el Manosanta (un curandero brasileño, un personaje muy de moda en los años ochenta en Argentina), «El dictador de Costa Pobre» (parodia de un típico general golpista del Tercer mundo), «Chiquito Reyes», «Rogelio Roldán», «Rucucú» y «Álvarez y Borges» (junto a Javier Portales), entre otros.
Falleció el 5 de marzo de 1988 en la ciudad balnearia de Mar del Plata (en la provincia de Buenos Aires), tras caer involuntariamente del balcón de su departamento en el piso 11º, luego de una noche de juerga y excesos. Su compañera Nancy Herrera fue testigo de la desgraciada maniobra. Está sepultado en el Cementerio de la Chacarita.
Su deceso prematuro provocó una profunda tristeza entre sus seguidores. Luego de su muerte, comenzó a ser considerado un humorista de culto, y se celebran homenajes en su Rosario natal y en el resto del país.
Una columna baja de ladrillo, en la Avenida Corrientes 1753, obra de José Martínez, tiene en su parte superior las huellas dejadas en cemento de las manos del actor y una placa debajo que dice:
¿Que quiero que quede de mí? Una estatua a mis manos en la calle
Corrientes para que miren y digan: "Chau negro". Nada más.
Alberto Olmedo
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